Burn out veterinario: Causas, consecuencias y estrategias eficaces
Compartimos la nota publicada en el Periódico Motivar en el día de hoy sobre el estrés en el ejercicio profesional veterinario. En la misma se analiza por qué los veterinarios y las veterinarias se estresan y cómo afecta esto a su trabajo y vida personal. Además, se comparten recomendaciones y consejos de expertos para mejorar la calidad de vida.
Un estudio cualitativo publicado en Frontiers in Veterinary Science destaca la relación entre la salud mental de los veterinarios, la calidad de su trabajo y sus relaciones interpersonales.
Si bien este no es un tema nuevo para la profesión (por el contrario, viene tomando cada vez más relevancia), lo novedoso de este estudio es que explora el impacto de los efectos percibidos en la prestación de cuidados y en su desempeño profesional.
La investigación demuestra que la salud mental de los veterinarios y las veterinarias es crucial para la calidad de su trabajo y las relaciones interpersonales (con sus clientes y colaboradores), y es importante que se tomen medidas para abordar el estrés y la mala salud mental en este campo.
¿Por qué se estresan los veterinarios y las veterinarias?
El MV Javier Paoloni, titular de Veterinaria Vida en Río Cuarto, Córdoba, y miembro de la Red Iberoamericana de Gestión Veterinaria, se ha especializado en esta problemática.
Al ahondar en las razones que están detrás del estrés en los profesionales dedicados a la medicina veterinaria, encuentra que a menudo los profesionales tienden a asumir responsabilidades que están fuera de su control, como las limitaciones económicas de los propietarios o que los pacientes lleguen demasiado tarde para recibir tratamiento.
Además, los veterinarios suelen trabajar largas horas, con honorarios modestos, abordando múltiples tareas en simultáneo, al tiempo que enfrentan escraches en persona y en línea.
“El escaso reconocimiento social, el ritmo acelerado en el trabajo (y en la vida), la necesidad continua de actualizarse e invertir en la veterinaria (difícil de realizar cobrando honorarios modestos), el temor a cometer errores; todo va sumando en la cuenta del estrés”, explica Paoloni en sus distintas conferencias y artículos.
Consecuencias del estrés
Cuando el estrés se vuelve crónico, las hormonas del bienestar comienzan a secretarse en menor cantidad, lo que resulta en la disminución de dopamina, serotonina, endorfinas y melatonina en el organismo.
La persona afectada pierde el interés en sus actividades, se desmotiva y experimenta síntomas de ansiedad, taquicardia, tristeza, agotamiento emocional y físico, irritabilidad, baja autoestima, insomnio y dolores de cabeza. Todos estos signos se acumulan y dan forma al “fantasma” del estrés crónico.
El estudio publicado en Frontiers in Veterinary Science encontró que los altos niveles de estrés y mala salud mental en veterinarios afectan negativamente a cinco aspectos específicos, que incluyen las interacciones con los compañeros de trabajo, la comunicación con los clientes, la reducción de la concentración, la dificultad para tomar decisiones y la reducción de la calidad de la atención.
Por otro lado, estudios de la Asociación Americana de Medicina Veterinaria han demostrado que la tasa de suicidios de los veterinarios es tres veces superior a la de la población general.
Se suman a ellos los estudios realizados en Inglaterra, que muestran que esta tasa se eleva a cuatro veces más.
¿Qué hacer?
El estudio canadiense citado anteriormente recomienda el desarrollo de programas de formación en inteligencia emocional, prácticas de meditación para mejorar las relaciones interpersonales y aumentar la capacidad de atención, y ejercicios para la resolución de problemas en el trabajo.
También se sugiere el entrenamiento en autocompasión, el replanteamiento cognitivo y las conversaciones francas con colegas que comprenden y experimentan sentimientos similares de duda o autocrítica para abordarlos en común.
A conclusiones similares llega Javier Paoloni, quien aconseja a los veterinarios abrazar dos conceptos fundamentales: aceptación y reciprocidad.
Aceptación de que realmente hacen todo lo posible por sus pacientes y sus familias, pero que no son todopoderosos.
Reciprocidad, al esperar que el propietario del paciente acompañe la demanda de la mejor atención médica con los recursos financieros adecuados.
También les recuerda a los veterinarios que pueden elegir a sus clientes (como ellos los eligen también), organizar sus horarios de trabajo y abrazar el trabajo en equipo.
Y por fuera de la veterinaria, dedicarse a actividades que les aporten alegría y cuidar su salud comiendo bien, bebiendo mucha agua y durmiendo lo suficiente.
Con optimismo
Paoloni anima a los veterinarios a declarar la guerra al burnout, buscar ayuda y apoyo de colegas, familiares y profesionales, y a hablar abiertamente de sus luchas contra el agotamiento.
Para este veterinario cordobés, la profesión veterinaria puede ser gratificante y satisfactoria, por eso anima a los más experimentados a contar sin vergüenza que pueden desarrollar su profesión siendo felices, rentables, competitivos y teniendo un impacto social positivo.
En este camino, distintas entidades que nuclean a los veterinarios en nuestro país han comenzado a redimensionar el tema e incorporarlo no solo en sus capacitaciones, sino también en sus asesoramientos y, mejor aún, en su contemplación como una temática más que relevante en los tiempos que corren.
The Complex Relationship Between Veterinarian Mental Health and Client Satisfaction